Comparto una comunicación presentada en el V Coloquio Internacional de Filosofía Política (UNLa)
ISBN 9789871987641
Introducción:
La presente comunicación
persigue un propósito restringido pero –según pensamos– valioso para los fines
que se pretenden discutir en el presente Coloquio
consagrado a la deliberación común en
torno a las Perspectivas Socio-Políticas
Contemporáneas. En este sentido, nuestro punto de partida será la siguiente
tesis propuesta por el filósofo escocés contemporáneo Alasdair MacIntyre en su
obra Animales Racionales y Dependientes… Por qué los seres humanos
necesitamos virtudes:
“Resulta, por lo tanto, característico de la condición humana
que las personas ocupen una cierta
posición, y habitualmente varias posiciones distintas a lo largo del
tiempo, dentro de un conjunto de
relaciones institucionalizadas: relaciones en la familia y el hogar, en la
escuela o en el aprendizaje de alguna actividad, en la comunidad más próxima y
en la sociedad en general, que suelen presentarse bajo un doble aspecto. En la medida en que son relaciones de reciprocidad… […]… Son un medio indispensable para
alcanzar el florecimiento humano. Pero
por lo general son relaciones que expresan las jerarquías y las formas vigentes de usos del poder que, en cuanto instrumentos de
privación y dominación, a menudo
frustran al ser humano en la búsqueda de sus bienes”.
La cita no requiere mayores explicaciones: según MacIntyre toda nuestra existencia se desarrolla en el horizonte de una participación –en ocasiones heredada (como en el caso de la familia) y en otras voluntariamente asumida– en diversas instituciones propias de la vida común. Dichas relaciones pueden adquirir un doble aspecto: o bien, promueven; o bien, frustran, el florecimiento humano. Relaciones de dominación o vínculos de reciprocidad: he aquí las posibilidades que pueden abrirse paso en la vida de nuestras instituciones sociales y “modelar” el conjunto de nuestros vínculos. No obstante, en armonía con su constante crítica a los principios que rigen la sociedad liberal contemporánea, nuestro autor no vacila en afirmar que, “por lo general”, vivimos actualmente insertos en relaciones de dominación intrínsecamente contrarias al pleno desarrollo humano. Cabe ahora preguntarse entonces por las causas posibles de este predominio.
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